Los días pasan desinteresadamente hasta que, con
suerte, te vuelva a ver.
Pero va mucho mas allá de verte. Al punto de
retener sentimientos suspendidos en la eternidad, por
horas, con la mirada perdida en el horizonte mientras imagino que me abrazas en un arranque de redención.
O tal vez lo
contrario, tal vez aquí estas, durmiendo luego de hacer el amor, y mientras te escribo te doy un beso que se hace eterno. Mientras todo alrededor estalla en el fin del tiempo.
Esa percepción tan defectuosa del
tiempo y la realidad, sumada al color saturado que provoca tu mano tomando la mía,
generan un ambiente utópico. Ideal para que el amor se sienta a
gusto.
Tu mano tomando la mía...
Quisiera recorrer la eternidad del
amor a tu lado, sentir la desolación de la nada misma luchando
por atención con la belleza de las estrellas. Todo opacado por tu
sola presencia.
Tu sola presencia...
Vuelvo mi cara hacia la cama, intacta, nadie duerme en ella. El recuerdo de tu amor es confuso.
Cierro los ojos, reinicio, vuelvo a mi vida normal. No existes. Tu no existes. Tu ya no existes
Tu ya no existes en este mundo, ni en mi corazon.
Quizá en los sueños que cree para los dos.
Quizá en los sueños que cree para los dos.
No eres mas que un sueño al que ocasionalmente recurro.
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